viernes, 29 de febrero de 2008

Navegante, viejo navegante...

"Hace tiempo ya, no se ve. Debe estar por ahí, y ni siquiera se muy bien que es lo que hace. Mejor dicho... sé lo que dicen que hace, pero tampoco estoy seguro. En fin! Hace tiempo no se ve por acá". ("El libro del mundo en balsa", 1276, Apegaun)

Barcos, de madera, eran barcos, viejos barcos. Esas naves exploradoras que se suspendían en el reflejo del cielo. Hemos aprendido del él, a mirarnos la cara en el agua. Pero no se puede evitar perder una parte de la misma, si es que hay una hoja, si es que hay un buque de madera.

Dicen que era 1280, otros dicen simplemente que no recuerdan que año era! Pero la historía existe, y aquí no hay lugar ni tiempo para fechas, lo que vale es la célula de la cual se desprenden estos recorridos.

Las apariciones de un tipo pelado, casi pelado, una barba que cubría casi todo su rostro, pues, habia lugar para sus mejillas rojizas. Grandes brazos marcados, de algún quilombo o simplemente surgidas de una borrachera, al intentar degollar una gallina para la cena. Pero el regreso era tan esperado como lo son las vísperas de navidad para mucha gente.

Al llegar al viejo puerto, la revolución local. El paisaje era pleno, de anclas rotas, y maderas que pronto serían balsas. La ronda al fuego surgía al unísono con la puesta del sol, y el vino a manojos brotaba desde baldes llenos y super revalsados. La comida, la charla y las canciones. Sus dichos sorprendían (y comprometían) a la multitud de ingenuos esclavos, peones y "marineros", mas bien, compañeros en altamar. Sus historias fasinaban, eran condimentadas, notables y totalmente extrañas. Sonrisas, y negaciones.

Capitán!!!!!!!!!

Se supone que aquel viejo pedazo de caja encontrado en un hueco del viejo puerto, en el sur argento, esconde sus vivencias escritas en papeles alborotados, pero esta sellado y por alguna razón nadie ha violado su candado. También se supone que alli se halla la explicación del por que del mundo de hoy. Seguramente investigó los caminos de la metafísica y se convirtió en un visionario. Es esto, mas que sus dichos, lo que ha generado el interés sobre este contramaestre.

Dejó un manuscrito a la vista de todo el mundo, y allí sentenció su locura. El "Don" estaba loco. La resaca, o el quilombo cerebral de aquel momento le hizo escribir de un modo extraño, mas símbolos que palabras. Y leerlo, tenerlo, poseerlo, investigarlo, es un riesgo. Es un antes y un después. Es atreverse, es perder la cordura, es desatarse de lo "standard", y fascinarse con el viaje. Es mutable, vertiginoso y sin retorno.

Pero también dicen que desde el puerto anuncian la llegada, tan solo con el cantar de un viento. El silvido sobre las riendas que sostienen un "faro" del pasado. "Cerrar los ojos y oír esa melodía, te llega algo al cuerpo que no se puede explicar, es la experiencia de vivirlo, y realmente, no volves nunca mas a ser lo que eras antes. Si me dicen que estoy demente, me río" ("Cuentos de altamar", 1963, anónimo)

(Esto no es mas que un pobre relato, vago y lleno de supuestos. Ni siquiera podemos confiar. Es creer o dejarlo pasar. De como un mito del pasado puede generar ideas locas, y contemporaneas).

Existe un "Libro de Viaje", y muy pronto aquel inolvidable VIAJE LUNÁTICO.

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